Desde Barton Springs, en Austin (Texas), hasta el río Aare, en Suiza, los cursos de agua urbanos de todo el mundo ofrecen un fresco respiro del calor de la ciudad, permitiendo a residentes y visitantes disfrutar por igual de los diversos beneficios que proporciona la natación. Pero incluso los neoyorquinos más atrevidos, en los días más calurosos, no se atreverían a lanzarse a los ríos de la ciudad por su propia voluntad.
Este verano se instalará una versión de 2.000 pies cuadrados de la piscina para probarla en uno de los ríos o bahías que rodean Nueva York (aún no se ha concretado el lugar exacto), y si todo va bien, la piscina podría estar abierta al público ya en el 2025.
El diseño de la piscina, con forma de signo más, es en realidad cuatro piscinas en una: una infantil, una deportiva, una de chapoteo y una de descanso. Cuando las secciones se combinen, formarán una piscina de longitud olímpica o se abrirán para 9.000 pies cuadrados de juego.
Para asegurarse de que el agua mantiene un nivel microbiológico aceptable para el baño, la empresa utilizará el software de modelización de la calidad del agua de la Agencia de Protección del Medio Ambiente. A finales de este verano, la organización tiene previsto poner a prueba el concepto, lo que proporcionará los datos finales necesarios para obtener los permisos y dar luz verde a la instalación de la piscina.
+ POOL será una experiencia nueva para la mayoría de la gente, pero también se espera que, a medida que la gente se acostumbre a nadar en el río, conozca sus aguas de nuevas maneras.
Las piscinas municipales fueron extraordinariamente populares durante las décadas del 1920, 1930 y 1940. Ciudades y pueblos de todo el país abrieron miles de piscinas nuevas que dieron servicio a decenas de millones de estadounidenses. En 1933, nadar era tan popular como ir al cine. Las piscinas eran, en definitiva, una parte integral del tipo de vida que los estadounidenses querían vivir.
En las décadas siguientes disminuyó la inversión en piscinas públicas y se puso más énfasis en la construcción de instalaciones privadas, lo que provocó un acceso desigual a los beneficios físicos y mentales de la natación. Curiosamente, al mismo tiempo, los ríos de Nueva York empezaron a estar más limpios, gracias a la mejora de la manipulación y el tratamiento de las aguas residuales.
Según el gobierno de Nueva York, el puerto de Nueva York es el más limpio de los últimos 100 años. A medida que la mejora de la gestión ambiental se combina con nuevas tecnologías, la ciudad de Nueva York podría estar entrando en una nueva era de la natación pública y, en el 2025, puede que ya no tengas que salir de la ciudad para darte un chapuzón.
Yuniet Blanco Salas